CIERRE

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, por eso, sé que tanto extranjeros como no extranjeros viviremos y conviviremos con una armonía y paz absoluta. Sólo con el tiempo nos iremos concienciando de la necesidad de integrarnos y de integrar, porque nos necesitamos los unos a los otros. Vamos en el camino correcto para romper esas barreras generalizadoras sobre los extranjeros, ese miedo, esa incapacidad de admitir que ellos están a nuestra altura, que también tienen derechos, también merecen. Merecen vivir conforme al bienestar, tener metas y luchar por ellas. Esta forma de ponernos en el pellejo de ellos ha servido para concienciar, para sentir sus problemas, sus miedos, sus sensaciones sobre la vida que tienen y la única que tendrán, porque si por algo se caracteriza la vida es por ser una, por no poderla cambiar por otra, por tener que adaptarte, acostumbrarte a los factores que condicionan tu vida y saber sobrellevarlos, levantarte y tirar para delante las veces que sean necesarias, porque solo de eso es capaz el ser humano.